¿Alguien se acuerda del cuento de El traje nuevo del emperador? Aunque yo siempre me acuerdo de él por su otro título, El rey desnudo. El cuento se resume rápidamente: a un rey le venden un traje hecho con una tela que es invisible que solo se puede ver si eres inteligente; si eres idiota, no podrás ver la tela. En el cuento, nadie salvo un niño dice nada acerca del rey paseándose por las calles desnudo, puesto que nadie quiere ser señalado como el tonto del pueblo.
A ver, Artie, diréis vosotros, ¿de verdad has vuelto de las vacaciones para hablarnos de uno de esos cuentos de toda la vida? No, no, tranquilos, que yo aquí vengo a hablar de Arturo Pérez-Reverte y de su falta de respecto al resto de compañeros y compañeras de profesión.
Para quienes no lo conozcan, Pérez-Reverte es un periodista y escritor español que cuenta con varios premios a sus espaldas. Asimismo, es miembro de la Real Academia Española desde el año 2003 y es uno de los autores más conocidos en el panorama español. Todas las semanas pública en la revista XL Semanal, y la última semana de agosto de este año decidió publicar a mayores un relato titulado La primera vez.
El relato fue publicitado como un relato erótico que no dejaría a nadie indiferente (después de todo, ¡lo escribía Pérez-Reverte!). El relato no es nada del otro mundo, de hecho la erótica ni se ve ni se espera. Os lo resumo rápidamente: una señora casada se encuentra con su amante en un hotel por primera vez y se besan un poco, él le mete un momento la mano debajo de la falda y luego la saca (¡y corte!).
El autor parece creer que lo que convierte a un relato en erótico es el simple hecho de describir una situación considerada como tabú por la sociedad, como es en este caso relatar el comienzo de un adulterio. Lo que Pérez-Reverte no parece comprender es que lo que convierte a algo en erótico es como se describe los eventos. No es necesario ni que se llegue al plato principal, cualquiera que lea romance o erótica sabe que una simple descripción bien hecha de un beso puede caldear el ambiente de una habitación exponencialmente.
El problema, además, no es solo que no comprenda cuál es la esencia de lo erótico, sino que parece incapaz de adoptar el registro apropiado para este tipo de relato. No sé si es por necesidad de mostrar cuantas palabras conoce, que no se ha leído una novela de romance en su vida (ya no pido que se lea erótica, ojo) o una combinación de ambos, pero el caso es que frases como "una de las manos [...] asciende lenta por la cintura hasta el arranque de un seno" me hacen salir de la historia como alma que lleva el diablo.
O que la protagonista describa la risa de su amante como la de su hijo de quince años, que juro que es la forma más extraña que he leído para decir que la mujer no tiene veinte años.
En fin, a lo que iba: reyes desnudos y falta de respecto por el género en el que uno escribe. Por lo que toca a la falta de respecto, en 2018 escribió un libro titulado Los perros duros no bailan, una novela noir donde los personajes son perros y donde el autor se limitó a cambiar los personajes por perros de la manera más vaga posible. En las entrevistas sobre este libro decía que lo bueno de que los personajes fuesen perros era que podía escribir lo que quisiera sin que nadie le criticara porque, total, son perros.
Cualquier persona que haya leído un mínimo de fantasía sabe que esto no es cierto, que el hecho de que algo no sea "realista" no quiere decir que no pueda ser criticado (la de ríos de tinta que se han vertido con Harry Potter y el racismo y antisemitismo de la autora).
Esta semana, el autor ha anunciado su nuevo libro, El problema final, que describe como una novedad en el género de la novela negra, porque al contrario que todas esas novelas mediocres que solo tienen sangre, la suya es una novela problema de las de antes, como las de Sherlock Holmes que escribía Conan Doyle. Los fans de la novela negra no han tardado en comentar que Conan Doyle no solo no escribía novela problema, si no que además el gran ejemplo de este tipo de novela es Agatha Christie.
No dudo que esta novela venderá, Pérez-Reverte tiene su fiel base de seguidores que no dudaran en describir cualquier cosa que venga del puño y letra de este autor como la mejor historia del mundo, incluso si es un relato erótico donde nada pasa.
El relato fue criticado en redes la semana pasada y poco tardaron sus fans en venir a defender el relato como una maravilla de la literatura erótica y que ellos nunca habían leído nada mejor. Esto me llevó a preguntarme si no estamos también ante un caso de un rey desnudo, y no una simple falta de respecto hacia el género en el que escribes. Pérez-Reverte es, sin duda, un autor que vende en España y que viene con el prestigio de leer a alguien que forma parte de la Real Academia Española, ¿cómo va a escribir mal? ¡Es un académico de la RAE!
Claro, si tu lees a un académico de la RAE, a alguien que conoce tan bien la lengua castellana, entonces puede que sientas que tu también tienes cierto prestigio social, cierta intelectualidad. Puede, incluso, que te sientas personalmente atacado si alguien dice que ese autor que tienes en un pedestal no es tan bueno.
Y tu no eres uno de esos tontos que no pueden ver la tela invisible, ¿verdad?